jueves, 25 de agosto de 2011

POEMA LA FLOR DE LA PATATA.


He leído en el Diario de Carolina
su admiración por el viento,
por la rosa turgente,
el olivo viejo, el girasol amarillo
y la flor de la patata.
He leído en el diario
un sólo lazo de papel votivo,
brillante y limpio como un fruto
en una rama seca,
movida por la brisa.

Me acuerdo de Carolina
y miro sin reflejo en el estanque
el sedoso paraguas, el sombrero de paja
que forman como en un cuento
la maravillosa flor de la patata.
De entre todos los capullos,
uno de ellos floreció
reventando de dolor su cuerpo.
Y recuerdo la voz de Carolina,
ahora que no cae ni un pétalo,
justamente ahora,
que se detenga el tiempo
y madure el azúcar en el corazón de la patata.

AL_GRAN

domingo, 21 de agosto de 2011

AMOR DE MADRE ( E HIJA).

Hoy en Caldea (en la imagen) una madre, sostenía entre sus brazos a su hija en el interior de la piscina. La hija disminuida psiquica, salpicaba con sus manos y dedos retorcidos el agua, gritando de felicidad. La hija chapoteaba, reía y gritaba. Su madre saltaba y mecía a su hija en el agua.
Nada de esto sería cosa para contar en el blog, salvo un detalle que me enterneció. Un sentimiento de esos que solemos olvidar con nuestra rutina diaria, nuestro espiriru diario del vivir el día a día. Y me hirió el corazón como hieren las cosas bellas y las verdades absolutas.
La madre tenía casi 70 años, la hija 43 años.

El amor de aquella madre que proyectaba sobre aquella niña adulta era el verdadero sentir de madre e hija. La razón de existir. Y comprendí, con la sonrisa de ambas, que esa hija, no era ninguna carga para ella, no le suponía ninguna pena ni dolor el que fuera disminuida, porque la madre recibia tanto amor de su hija y la hija estaba tan bien atendida por su madre que las dos se necesitaban la una a la otra para tener completa la vida.

E inexplicablemente estos detalles del día a día nos golpean de lleno y nos hacen sentir la vida que se nos escapa y nos sabemos aprovecharla. Y es una pena no disfrutar la vida así con ese mismo amor de esta madre e hija.
A veces sólo podemos contemplar la escena y expresar nuestra esencia derramando unas lágrimas, simplente por contemplar la vida.

Gracias por leerme.

AL_GRAN

lunes, 21 de febrero de 2011

HAY QUE PROTEGERSE DEL CIELO


Recuerdo que cuando chico (ahora tengo 26 años) mi madre me decía miles de veces: 'mira para delante' mientras me llevaba de la mano.
Yo era un niño muy curioso, que siempre preguntaba el porqué de las cosas y las respuestas que me daba mi madre no siempre me valían, pues me sabían a poco. 'Porque sí', 'Porque yo lo digo', 'Cuando seas mayor lo sabrás' eran las respuestas de mi madre y yo me iba a la cama y allí pensaba y pensaba el porqué de las cosas. Las posibles respuestas que mi madre no quería darme por algún u otro motivo.
No siempre era todo lo discreto que le hubiera gustado a mi madre que fuera y en ocasiones mis preguntas incomodaban a mi madre.
- Mamá, ¿Por qué esa mujer tiene los dientes de oro?, ¿Por qué ese hombre no se lava?, ¿Por qué lleva peluca?

-¡Calla, y 'mira para delante'!- decía mi madre.

Pero mi madre no era la única que me decía hacía donde debía mirar.
Mis profesores también lo hacían. Pronunciaban mi apellido, único en la clase, ¡'mira para delante'!.
Y yo, miraba para delante, atento a la pizarra, pero cuando el profesor o profesora de la materia que profesara pedía que alguno de la clase leyera, yo aprovechaba para mirar por la ventana recorrer el sol de un lado al otro lado.

Mis compañeros del colegio, también me lo decían. ¡Tío, mira para delante! cuando jugábamos al fútbol y yo siempre le pasaba la pelota al lateral, al pensar que al estar más próximo a mí sería más fácil el pase. Pero yo era mal jugador, y la mayoría de mis pases siempre acababan en el equipo contrario; yo era mejor portero.

Durante toda la vida, me he cansado de oír 'mira hacia delante' pero hoy me he dado cuenta que por muy empático que pueda ser, a pesar de percibir en la personas cosas que ni ellos mismos de si conocen, no se ha de preocupar uno por lo que tenga delante. A veces, las cosas, no vienen de frente, vienen de otro sentido, de otro lado.

Y si permaneces mirando siempre 'hacia delante' te perderás las maravillas que hay a tus espaldas.
O también, puede ser, que veas el golpe que te puedes dar o el corte frío e injusto de alguna u otra persona que estimas.

La vida en 3D, tres dimensiones que hacen posible que los posibles alcances a tu cuerpo sean miles.
Pero el mayor peligro siempre viene de arriba, no de delante.

Un gran sol, puede mal iluminarte. Una tromba de agua puede empaparte desde la cabeza (siempre primero) a los pies. Un piano se te puede sobrevenir encima. Una maceta, un canario, y por qué no, puede que hasta una señora gorda y flácida.

Si miras de frente, no siempre esquivas, los golpes, los tropiezos, los resbalones, los pisotones, las tortas o el toro venir; pero esquivas un porcentaje dependiendo del arte de cada uno en esquivar o recibir el golpe. Sin embargo si miras de frente el peligro lo tienes arriba y estás totalmente expuesto y no le des más vueltas.

Por eso digo que 'hay que protegerse del cielo', el peligro viene de arriba, siempre en lo alto, no en el aire.

AL_GRAN